Aquí, en Honduras, el mes de enero solemos dedicarlo a visitar las familias y descansar un poco, por esta razón hemos celebrado la Pascua definitiva de la Madre el 20 de febrero. Antes la hemos dado a conocer a través de reuniones, escritos, programas de radio, etc.
Sin duda esta preparación contribuyó a que nos acompañara muchísima gente, la Iglesia, Nuestra Señora de Guadalupe, que es inmensa estaba totalmente llena. Presidió la Eucaristía Mons. Ángel Garachana, buen conocedor de la Madre que con mucho cariño resaltó los rasgos más característicos de la espiritualidad y Carisma que trasmitió a sus hijas para bien de la Iglesia y el mundo. En el ofertorio se resaltaron tres aspecto fuertes con tres símbolos: 1. El árbol con sus raíces así como la madre fundadora enraizó su vida en la vida de Jesús como su mayor bien. 2. El árbol con sus frutos, personas que han bebido de nuestro carisma y que ahora ellos y ellas siguen dando los mejores frutos a la iglesia, la sociedad y el mundo y 3. Las semillas que aun tenemos que seguir sembrando en la buena tierra de las gentes, aquí en Hondura.
Al terminar la Eucaristía todos se quedaron en el previo parroquial y mientras compartían un rico refrigerio disfrutaron con los bailes y danzas del grupo de garífunas que nos acompañaba.
El Obispo, los sacerdotes, familias de las hermanas y laicos que nos han acompañado en la Misión desde nuestros comienzos aquí en Honduras, continuaron la fiesta en el salón grande del Proyecto “Antonia París”; ahí después del saludo de acogida, visualizaron una bonita proyección, “Testamento de Mª Antonia París”, unos cantos de la Congregación y el almuerzo. Al terminar éste, espontáneamente algunos de los participantes dieron su testimonio resaltando lo que había aportado a sus vidas la vida y misión de las Hermanas en distintos momentos de su vida.
Sin duda esta preparación contribuyó a que nos acompañara muchísima gente, la Iglesia, Nuestra Señora de Guadalupe, que es inmensa estaba totalmente llena. Presidió la Eucaristía Mons. Ángel Garachana, buen conocedor de la Madre que con mucho cariño resaltó los rasgos más característicos de la espiritualidad y Carisma que trasmitió a sus hijas para bien de la Iglesia y el mundo. En el ofertorio se resaltaron tres aspecto fuertes con tres símbolos: 1. El árbol con sus raíces así como la madre fundadora enraizó su vida en la vida de Jesús como su mayor bien. 2. El árbol con sus frutos, personas que han bebido de nuestro carisma y que ahora ellos y ellas siguen dando los mejores frutos a la iglesia, la sociedad y el mundo y 3. Las semillas que aun tenemos que seguir sembrando en la buena tierra de las gentes, aquí en Hondura.
Al terminar la Eucaristía todos se quedaron en el previo parroquial y mientras compartían un rico refrigerio disfrutaron con los bailes y danzas del grupo de garífunas que nos acompañaba.
El Obispo, los sacerdotes, familias de las hermanas y laicos que nos han acompañado en la Misión desde nuestros comienzos aquí en Honduras, continuaron la fiesta en el salón grande del Proyecto “Antonia París”; ahí después del saludo de acogida, visualizaron una bonita proyección, “Testamento de Mª Antonia París”, unos cantos de la Congregación y el almuerzo. Al terminar éste, espontáneamente algunos de los participantes dieron su testimonio resaltando lo que había aportado a sus vidas la vida y misión de las Hermanas en distintos momentos de su vida.
Hermanas de Honduras