Naciste
con un don que se hizo meta,
luz
en el camino, vocación.
Nos
lo entregaste empujada por el Espíritu
y
nos comprometimos a su siembra en la historia,
en
nuestra vida, en la de otros...muchos..
Tu
vocación es la nuestra:
seguir
las pisadas de Cristo construyendo familia,
“haciendo
fraternidad”, cuerpo congregacional,
una
sola alma, un solo corazón.
El
Espíritu nos guía con su luz interior;
que
nos enseñe a discernir los pasos con acierto,
para
que el don vocacional recibido
sea
fecundo,
y
alumbre a otros,
y todos
tengamos
más
Vida.
¡Felicidades a todas!
Son los deseos de sus hermanas del Gobierno General.
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