
Desde los comienzos
de la evangelización en Sri Lanka, se considera a Nuestra Señora de Matara como la Virgen
de los milagros. Entre ellos, el que durante el Tsunami del 2004 fue arrastrada
por las olas, al igual que mucha gente, y milagrosamente llegó
de nuevo a la Iglesia. El párroco de Matara compartió con nosotros una
historia: en una ocasión una familia venía con un
niño de cuatro años que no
hablaba en absoluto. La familia pidió la
intercesión de María. Mientras volvían, a sólo un kilómetro y medio de la Iglesia, el niño comenzó a hablar. Se apresuraron
a regresar al santuario para
agradecer a Dios y a la Virgen el favor recibido.
Tuve el privilegio de compartir
con el grupo de la parroquia, dando
gracias por la fe y por la presencia de Dios
en este lugar mariano. Los milagros ocurren,
también, todos los días en nuestras vidas. Es importante abrir los ojos para ver que Dios obra.
Frigi
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