En estos primeros días del nuevo año y pasando por el
corazón todos los acontecimientos vividos, no puedo más que decir ¡gracias! al
autor de mi vocación, que se ha hecho presente
en tantas personas que con un corazón
grande me han acogido, impulsado y enriquecido: la experiencia de Reus, las convivencias de
verano, el compartir con mis hermanas, la misión en Tenerife y la más significativa para mi: el sí definitivo en la profesión perpetua,
llevada a cabo en la parroquia de
Sevilla, Nuestra Señora de la Antigua y el Beato Marcelo Spínola, que con gran
ilusión, junto con la comunidad de hermanas claretianas, hicieron de esta, una celebración
significativa, acompañada por un buen número de hermanas claretianas
llegadas de diferentes comunidades de España,
miembros de la parroquia y de la familia claretiana, además de
amigos y compañeros; contando con la
oración y cariño de mi familia que vivieron este acontecimiento con gran ilusión.
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