
No nos quedemos
mirando desde lejos la “entrada triunfal”, hagamos camino con Jesús, acerquémonos,
sigamos su estilo y manera de amar, acompañemos los rostros doloridos de
nuestras hermanas y hermanos hoy.
Unamos a las
palmas agitadas, el compromiso de una vida entregada libremente para poder dar
frutos de vida nueva, de vida Resucitada.
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