Del 3 al 7 de mayo hemos tenido la XIX
ASAMBLEA PLENARIA DE LA UNIÓN INTERNACIONAL DE SUPERIORAS GENERALES en Roma...
El contenido de la misma ha sido: “NO
SERA ASI ENTRE VOSOTRAS (Mt. 20, 26). EL servicio de la autoridad según
el Evangelio”
El tema se ha desarrollado en varias ponencias
como “Perspectivas post Vaticano II de la
autoridad en la VR” por la H. Mary Jonh Mananzan OSB, de Filipinas; “La Autoridad en la Biblia” con la Prof.
Bruna Costacurta, italiana; “Compañeras en el Espíritu: metáfora del
liderazgo en la VR”, presentado por H. Mary Pat Garvin, RSM, USA; “Autoridad en una comunidad adulta” con
la H. Charlotte Sumbamanu, STNJ de Kinshasa y “La Autoridad de los que sufren”, con H. Marta Zechmeister, CJ, de
nacionalidad austriaca pero profesora de la Universidad Jesuítica de El
Salvador. Como se puede ver, la variedad de
aspectos, perspectivas y enfoques han supuesto una gran riqueza.
Uno de los días, el cardenal Joao Braz de
Aviz, Prefecto de la Congregación de Religiosos, no sólo presidió la
Eucaristía, sino que mantuvo un largo diálogo abierto sobre preguntas que en
las mesas habíamos preparado.
También se han presentado los informes de
la Presidenta y Secretaria sobre las diversas actividades de la Unión,
perspectivas, etc y de algunas Comisiones, como la de JPIC y otros proyectos
y programas a través de las cuales se puede percibir la implicación y
compromiso de la vida de la Unión y los servicios que presta a la VR y a la
Iglesia.
La Asamblea se concluyó con la Audiencia que nos concedió el Papa
Francisco al que tuve la suerte de saludar personalmente y percibir su cálida
sencillez evangélica. Al escuchar su discurso tenía la sensación de que nos
estuviera hablando a las Claretianas... ¡reflejaba tan bien el carisma! La
centralidad de Cristo, la invitación a vivir en la adoración y el servicio, Juntaran la acción con la contemplación;
la misión como servicio y servicio en pobreza y la eclesialidad, resonaban en
mí, familiares y exigentes. ¡Ojala!
que todas lo leamos y oremos... para hacerlo vida.
Maria Soledad Galerón