DESDE REUS
Todavía con el gozo en el corazón por la celebración el 125 aniversario del paso a la Vida de María Antonia París, queremos haceros partícipes de lo vivido ayer en Reus.
Comenzamos a media mañana con la alegría de los abrazos compartidos entre todos los presentes: hermanas de casi todas las comunidades de España y algunas de El Salvador, Honduras y República Dominicana que se encontraban de paso, además de las Superioras Mayores de los Organismos reunidas en Barcelona y de Alicia Soro que pudo acompañarnos en este día tan señalado. Representantes de toda la Familia Claretiana con sede en la península y tres sacerdotes del clero diocesano. En total alrededor de 55 personas.
Después de visitar el Museo de la M. Fundadora y algunas dependencias de la casa, pasamos a la Iglesia para celebrar la Eucaristía. Presidió el P. Gonzalo Fernández, representante del Gobierno General de los Claretianos, concelebraron los PP Maxim Muñoz, provincial de Cataluña, Manolo Tamargo, provincial de Santiago, y el capellán de la comunidad.
Fue el momento cumbre del día: las palabras de ambientación del celebrante, la proyección sobre la MF y la Congregación, las lecturas tan apropiadas del domingo, la acertada homilía de Maxím, los cantos, las ofrendas y el final junto al sepulcro de María Antonia, caldearon nuestro corazón y nos ayudaron a profundizar en el mensaje de su vida.
De allí salimos hacia el restaurante Florida, situado en la plaza del Ayuntamiento, donde continuamos haciendo fraternidad alrededor de la mesa. Nos trataron muy bien y quedamos gratamente satisfechos de la calidad de sus platos dentro de la sencillez del menú escogido por nosotras. En la sobremesa tuvimos un recuerdo de los últimos momentos de la vida de nuestra Madre, narrados por Gertrudis Barril, y acompañados de la imagen del cristo de Santiago presentado desde diversos ángulos en la proyección. Terminamos cantando todos el “Nada más quiero, Cristo”. Brindamos por nuestra fidelidad a la vocación y el crecimiento de la fraternidad en nuestra Familia Claretiana. Algunas hermanas nos recrearon con su arte…
Y…, comenzaron las despedidas. Muchos regresaban esa misma tarde a sus lugares de origen, el grupo de Barcelona partió a las 18,30 hacia Sarriá. Siempre sabe a poco el tiempo compartido, pero estamos seguras de que fue para todas y todos un día de gracia y de estímulo en la común misión evangelizadora.
Todavía con el gozo en el corazón por la celebración el 125 aniversario del paso a la Vida de María Antonia París, queremos haceros partícipes de lo vivido ayer en Reus.
Comenzamos a media mañana con la alegría de los abrazos compartidos entre todos los presentes: hermanas de casi todas las comunidades de España y algunas de El Salvador, Honduras y República Dominicana que se encontraban de paso, además de las Superioras Mayores de los Organismos reunidas en Barcelona y de Alicia Soro que pudo acompañarnos en este día tan señalado. Representantes de toda la Familia Claretiana con sede en la península y tres sacerdotes del clero diocesano. En total alrededor de 55 personas.
Después de visitar el Museo de la M. Fundadora y algunas dependencias de la casa, pasamos a la Iglesia para celebrar la Eucaristía. Presidió el P. Gonzalo Fernández, representante del Gobierno General de los Claretianos, concelebraron los PP Maxim Muñoz, provincial de Cataluña, Manolo Tamargo, provincial de Santiago, y el capellán de la comunidad.
Fue el momento cumbre del día: las palabras de ambientación del celebrante, la proyección sobre la MF y la Congregación, las lecturas tan apropiadas del domingo, la acertada homilía de Maxím, los cantos, las ofrendas y el final junto al sepulcro de María Antonia, caldearon nuestro corazón y nos ayudaron a profundizar en el mensaje de su vida.
De allí salimos hacia el restaurante Florida, situado en la plaza del Ayuntamiento, donde continuamos haciendo fraternidad alrededor de la mesa. Nos trataron muy bien y quedamos gratamente satisfechos de la calidad de sus platos dentro de la sencillez del menú escogido por nosotras. En la sobremesa tuvimos un recuerdo de los últimos momentos de la vida de nuestra Madre, narrados por Gertrudis Barril, y acompañados de la imagen del cristo de Santiago presentado desde diversos ángulos en la proyección. Terminamos cantando todos el “Nada más quiero, Cristo”. Brindamos por nuestra fidelidad a la vocación y el crecimiento de la fraternidad en nuestra Familia Claretiana. Algunas hermanas nos recrearon con su arte…
Y…, comenzaron las despedidas. Muchos regresaban esa misma tarde a sus lugares de origen, el grupo de Barcelona partió a las 18,30 hacia Sarriá. Siempre sabe a poco el tiempo compartido, pero estamos seguras de que fue para todas y todos un día de gracia y de estímulo en la común misión evangelizadora.
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