10-25 AGOSTO
“El que hace reír a sus compañeros merece el paraíso.
El mejor de los hombres es aquel que hace más bien a sus semejantes”
(El Corán)
Con estas palabras del Corán, podemos resumir la experiencia vivida en un país musulmán, Marruecos y una ciudad, Tánger, con grandes contrastes, una cultura diferente, con gente acogedora y generosa que nos ha ayudado a valorar lo distinto, lo espiritual y lo humano.
En esta experiencia participamos: Miguel, Isabel, Lucía, María, Belén, Cristina, Noemí, Ana y Pilar, Lidia y Beatriz. Un grupo muy variado en edades, ocupaciones y procedencia.
Para algunos era su primera experiencia misionera y, debido a ello, la inquietud ante lo desconocido planeaba sobre sus corazones. No obstante sólo fue hasta llegar a la Asociación marroquí de niños en situación difícil, en el Barrio de Mesnana y conocer a los niños: rápidamente pasamos a tomar parte de las actividades programadas con alegría y entusiasmo: jugar, limpiar, dar de comer, acunar para la siesta, pintar,… También tuvimos la oportunidad de conocer el barrio.
Conocimos las costumbres en el tiempo de Ramadán. A las 4,15 el Amir nos despertaba con el rezo de inicio del ayuno, el cual concluía a las 7,15 de la tarde. A partir de esta hora, la ciudad cobraba vida… movimiento, gente en la calle, puestos de venta abiertos, otra manera de vivir. La Familia de Faisal (esposa e hijos) nos acogió en su casa, compartimos mesa, alimentos y descanso.
La segunda semana, colaboramos en el Centro de los HH. Franciscanos de La Cruz Blanca, Casa Nazaret. El hermano Miquel y Pedro, nos acogieron y acompañamos a los residentes, discapacitados profundos, en sus comidas y paseos.
Tuvimos la oportunidad, también de orar y compartir con las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta en su guardería para niños con necesidades. .. Y también a subir tejas…
Los domingos aprovechamos para participar en la Eucaristía en la Catedral de Tánger. Es una comunidad cristiana muy pequeña donde se mezclan la cultura africana, asiática y Europea. Los quince días han pasado muy rápidamente y nos han hecho dejar esas tierras con el corazón apretado por la pena de separarnos y felicidad por todo lo vivido.
Que Dios, Alá cuide de todos aquellos con los que hemos compartido estos días. Gracias por la experiencia vivida.
Pili (profesora de Zafra) y Beatriz Pereiro.
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