domingo, octubre 08, 2017

75 ANIVERSARIO. CIAMPINO. ITALIA

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Por los frutos los reconoceréis...

y por cierto que ayer, 7 de octubre los que estuvimos compartiendo la celebración del 75 aniversario de fundación del Colegio María Inmaculada de Ciampino, lo hemos podido constatar.

¿Y qué frutos hemos visto? 
La perseverancia, en tantos años; la calidad del trabajo de tantas personas; la entrega fiel y, en muchos casos, hasta oculta, de tantas hermanas Misioneras Claretianas, dando su vida en el día a día, por una educación fundada en valores cristianos y claretianos. 


¿Y en qué se notaban esos frutos? 
En una celebración inculturada, preparada en primer lugar, para los primeros destinatarios de la misión: los alumnos y, a través de ellos, sus familias, y, en segundo lugar, vivida en y junto a la comunidad parroquial y vecinal. Los valores de la familia, la escuela, la comunidad eclesial y social, unidas en la alegría, la participación, el compartir y hacer fiesta juntos.

En el reconocimiento y emoción, de tantas personas, muchos de ellos exalumnos, por tanto bien recibido en esa segunda casa, mientras pasaban a lo largo del día, en diferentes momentos a saludar a las hermanas, a recorrer las aulas y espacios e intentando reconocer "sus lugares" a pesar del tiempo y los cambios.

En el espíritu de familia que se percibía en el modo de tratarse, de implicarse, entre el personal de la escuela, las hermanas, los docentes, los padres... sin duda el deseo profundo de M. Fundadora, de que seamos "una sola familia y un sólo corazón" tuvo su clara expresión. 

En la misión evangelizadora a través de la educación, de por sí ardua, con su innegable cuota de sacrificio y exigencias, pero con la profunda convicción de que la semilla esparcida dará sus frutos, que Dios hará su obra y el tiempo lo demuestra... como ayer. 

A las hermanas y laicos, que hace 75 años se atrevieron a soñar y a los que hoy siguen apostando por una educación en valores un ¡GRACIAS, inmenso!

Pedimos a María Inmaculada que siga enseñando a todos, ese sembrar la Palabra en el corazón, por medio de la misión educativa de modo creativo, renovado y adecuado a los desafíos de hoy.

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