Queridisimas hermanas:
el día 26 de octubre, mi madre entregó su vida en las manos del Padre.
Ha sido una experiencia de dolor y gozo en la que sólo el silencio es la manifestación de la profunda vivencia con la cual Dios visita nuestro ser.
Desde esta página quiero expresar mi profunda gratitud a la Congregación que me ha facilitado el poder cuidar a mi madre y a todas vosotras, que en estos ocho meses me habéis acompañado y animado a través de oraciones, visitas, correos y llamadas telefónicas.
He sentido el cariño y la fuerza de nuestra vida fraterna.
Dios ha permitido que en los momentos más fuertes se encontrase en Sevilla Cristina Ruberte que, juntamente a las hermanas de la Comunidad de aquí, con su presencia, han sido instrumentos de gran conforto para mí y para toda mi familia asimismo como expresión y manifestación de la caridad que nos une.
A todas y cada una abrazo fraternamente y agradezco de corazón todo lo que habéis hecho por mi madre, por mí y por toda mi familia.
Con gran carino.
el día 26 de octubre, mi madre entregó su vida en las manos del Padre.
Ha sido una experiencia de dolor y gozo en la que sólo el silencio es la manifestación de la profunda vivencia con la cual Dios visita nuestro ser.
Desde esta página quiero expresar mi profunda gratitud a la Congregación que me ha facilitado el poder cuidar a mi madre y a todas vosotras, que en estos ocho meses me habéis acompañado y animado a través de oraciones, visitas, correos y llamadas telefónicas.
He sentido el cariño y la fuerza de nuestra vida fraterna.
Dios ha permitido que en los momentos más fuertes se encontrase en Sevilla Cristina Ruberte que, juntamente a las hermanas de la Comunidad de aquí, con su presencia, han sido instrumentos de gran conforto para mí y para toda mi familia asimismo como expresión y manifestación de la caridad que nos une.
A todas y cada una abrazo fraternamente y agradezco de corazón todo lo que habéis hecho por mi madre, por mí y por toda mi familia.
Con gran carino.
Ángeles Muñoz
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