martes, mayo 10, 2011

MEDELLÍN- CASA DE FORMACIÓN




MISIÓN ITIENRANTE- TABACAL 2011


“Dichosos los pies del mensajero que anuncia la paz…”

La tarea de la Iglesia es Evangelizar, por lo tanto, nuestra labor como cristianos bautizados, es compartir y comunicar la Buena Noticia de Jesucristo con las gentes y a las gentes. Fuimos enviados/as en misión durante la Semana Santa a Tabacal corregimiento de Buritica (Antioquia), Apoyados/as en la oración de las comunidades, enviados/as en la celebración Eucarística vivida en nuestra Parroquia del Inmaculado Corazón de María (Miramar), partimos, un grupo de 8 laicos claretianos; entre ellos tres jóvenes, una pareja de esposos, una madre de familia, dos padres de familia y dos hermanas claretianas de nuestra casa de formación, Nathaly Arévalo ( Novicia) y Beatriz Salazar ( formadora).


Es el segundo año que vamos a esta misión compartida itinerante. Durante este tiempo litúrgico, atendimos cinco lugares: el Corregimiento de Tabacal y cuatro Veredas: Conejos, Llanos de Urarco, Guadual y Las Cuatro. Lugares los más lejanos del corregimiento, a 4, 5 y hasta 8 horas a lomo de caballo, otros tramos a pie, bajo la lluvia, por caminos pendientes, pantanosos y pedregosos, por los fuertes aguaceros, con derrumbes, pero gozosamente sufridos y vividos por los misioneros que con anterioridad nos fuimos preparando, en ambiente de oración, cercanía fraterna, espiritualidad claretiana y dedicación hasta en los mínimos detalles, apoyados por la oración, la colaboración solidaria de muchas personas, hermanas de Congregación y de nuestra Comunidad Formadora de Medellín.


En esta ocasión, vivenciamos el misterio Pascual, en el contexto de la “Misión Continental”, haciendo énfasis en el lema: “Caminemos juntos, para que en Cristo tengamos vida”.

En los encuentros, celebraciones litúrgicas y demás actos devocionales, propios de la semana; buscamos fortalecer el encuentro personal con Cristo, la invitación a volver a Él, desde el camino de conversión y el compromiso de bautizados como envío misionero a vivirse en familia y en las pequeñas comunidades eclesiales.

En el reencuentro con todos los misioneros en Medellín, el Domingo de Pascua, se sentía y se vivía un ambiente de gozo pascual, de satisfacción, de profunda gratitud, algo de nostalgia. Dejamos y a la vez nos trajimos de la gente sencilla, acogedora, cercana, familiar, algo de sus corazones, de sus vidas, de su Evangelio compartido y vivido en esta Pascua como un testimonio más de que ¡CRISTO VERDADERAMENTE HA RESUCITADO! que a todos nos compromete a vivir y prolongar en lo ordinario de cada día, sus Huellas de Resucitado.








¡GRACIAS A TODOS, POR LO VIVIDO¡

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