“Siguiendo las Pisadas de Cristo como Claret” fue el tema del encuentro de jóvenes preparado por los Claretianos en California. Fuimos invitadas por ellos a participar y colaborar con diferentes eventos: oración de la mañana, dinámica, dos talleres, una presentación de power point sobre nuestra congregación, y la participación en el panel vocacional.
Para mi esta experiencia fue muy bonita. Estaba nerviosa pues hace 10 años que salí de la Misión de San Gabriel, mi casa, y dicen que nadie es profeta en su tierra. Sin embargo, volví a experimentar el calor de comunidad, su ser apostólico; observé el cariño con el que trabajaban los laicos claretianos en la preparación del encuentro. Al evento asistieron cerca de 200 jóvenes. Hubo presencia de varios sacerdotes Claretianos, Misioneras Cordimarianas, Dominicas y nosotras.
El viernes 22, por la tarde, comenzamos con una cena y compartir al que asistieron las familias de los jóvenes y algunos miembros de la comunidad. El sábado se unieron al grupo de San Gabriel los de La Placita Olvera y los de la Ciudad de Fresno ambos en California.
En los talleres que presenté pude palpar la inquietud de los jóvenes que se expresaba en preguntas sobre su camino de fe y sobre el querer de Dios, “¿qué quiere Dios de mi vida?”. Aunquel evento no era precisamente vocacional, cada tema, cada actividad llevó a los jóvenes a encontrarse consigo mismo y a descubrir la misión o el sentido de sus vidas.
El encuentro me dejó la inquietud de que no es que no haya vocaciones hoy en día sino más bien, que son pocas las motivaciones que les ofrecemos a los jóvenes para entusiasmarse a seguir las pisadas de Cristo al estilo de Claret. Como Iglesia creo que deberíamos cuestionarnos ¿qué estoy haciendo para motivar a los jóvenes a que encuentre su llamada?
Doy gracias por esta gran oportunidad y por este reto que sigue siendo un grito dentro de mí; tengo que levantarme de mi asiento e ir a donde están los jóvenes para escuchar sus inquietudes.
Para mi esta experiencia fue muy bonita. Estaba nerviosa pues hace 10 años que salí de la Misión de San Gabriel, mi casa, y dicen que nadie es profeta en su tierra. Sin embargo, volví a experimentar el calor de comunidad, su ser apostólico; observé el cariño con el que trabajaban los laicos claretianos en la preparación del encuentro. Al evento asistieron cerca de 200 jóvenes. Hubo presencia de varios sacerdotes Claretianos, Misioneras Cordimarianas, Dominicas y nosotras.
El viernes 22, por la tarde, comenzamos con una cena y compartir al que asistieron las familias de los jóvenes y algunos miembros de la comunidad. El sábado se unieron al grupo de San Gabriel los de La Placita Olvera y los de la Ciudad de Fresno ambos en California.
En los talleres que presenté pude palpar la inquietud de los jóvenes que se expresaba en preguntas sobre su camino de fe y sobre el querer de Dios, “¿qué quiere Dios de mi vida?”. Aunquel evento no era precisamente vocacional, cada tema, cada actividad llevó a los jóvenes a encontrarse consigo mismo y a descubrir la misión o el sentido de sus vidas.
El encuentro me dejó la inquietud de que no es que no haya vocaciones hoy en día sino más bien, que son pocas las motivaciones que les ofrecemos a los jóvenes para entusiasmarse a seguir las pisadas de Cristo al estilo de Claret. Como Iglesia creo que deberíamos cuestionarnos ¿qué estoy haciendo para motivar a los jóvenes a que encuentre su llamada?
Doy gracias por esta gran oportunidad y por este reto que sigue siendo un grito dentro de mí; tengo que levantarme de mi asiento e ir a donde están los jóvenes para escuchar sus inquietudes.
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