Momentos
de gracias y bendiciones
Del 19 al 22 tuvimos la jornada
mundial de la juventud en familia claretiana. De la Provincia Argentina
participamos: Judith, Joseane y Lucía; también estuvo presente la Provincia de
Venezuela con un grupo de jóvenes coordinado por Nidiagnis. El punto de
encuentro fue la Basílica Inmaculado Corazón de María, allí se realizó la acogida
y recepción de los peregrinos provenientes de diversas partes del mundo pero
unidos por el mismo espíritu y carisma claretiano.
El lema de éste encuentro fue:
“Joven, la misión urge”. El cual tuvo su gran repercusión en el momento
evangelizador realizado el tercer día en las playas de Copacabana.
Tuvimos momentos de oración, de
dinámicas de integración y de reflexión, pero sobre todo tuvimos ocasión de
fortalecer el compartir fraterno y misionero.
Luego participamos de la JMJ
oficial, donde nos encontramos con Cecilia Medina, delegada por la diócesis de
Cuba; y con muchos grupos de jóvenes y consagrados conocidos en nuestro país o
conocidos por nuestras hermanas de Estados Unidos, de Colombia, quienes nos
reconocían por la figura de Claret.
La feria vocacional, fue el
momento propicio para el “encuentro” con Jesús a través de nuestros hermanos y
a través de la juventud sedienta de Evangelio; fue un aliciente para renovar
nuestra propia vocación.
Los encuentros con nuestro Papa
Francisco, fueron de hecho un impulso para avanzar en el discipulado de Jesús
como misioneros y para seguir apostando por los jóvenes para la extensión del
Reino. Participamos de todos los eventos en Copacabana, contagiándonos de la
alegría de la juventud.
Luego de la JMJ oficial tuvimos
la Post- Jornada en familia claretiana. Participamos de un retiro dirigido por
Juan Carlos Martos en la lengua española y por el padre Antonio Ferreira en
lengua portuguesa. El mismo finalizaba con la convergencia de los grupos de
ambos idiomas en el momento de adoración al Santísimo.
Es indescriptible la acción de la
Gracia y la fuerza renovadora del Espíritu Santo presente en ese momento,
perceptible en los rostros, expresiones y reflexiones de los jóvenes. Y, es inconmensurable todo el
bien recibido en esos días, fue todo un “kairós”. Damos gracias a Dios por
tanta Bondad, Misericordia y gratuidad. Amén.
Lucía Galichio
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