El rasgo que caracterizó y distinguió a San Antonio María Claret fue el de MISIONERO
APOSTÓLICO. Él mismo decía: La Caridad de Cristo me urge, me impele, me
hace correr de una población a otra... Otro de los motivos que me impelen en
predicar y confesar es el deseo que tengo de hacer felices a mis prójimos. ¡Oh, qué gozo tan grande es el dar salud al
enfermo, libertad al preso, consuelo al afligido y hacer feliz al desgraciado!
El misionero no piensa sino cómo seguirá
e imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre y únicamente
la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
En este día en que la Iglesia y de modo especial, la Familia Claretiana, lo
recuerda, pedimos:
San Antonio M. Claret, MISIONERO
APOSTÓLICO, que la fuerza de tu espíritu y carisma guíen nuestras vidas de entrega
y servicio, aprendamos tu capacidad de “salida” valiente, audaz y creativa en
el anuncio de la buena nueva del Reino; el fuego del amor a Dios nos convierta en
evangelio que el mundo pueda leer y, consagrados al corazón maternal de María,
seamos como ella, presencia compasiva y cercana del rostro misericordioso del
Padre entre tantos hermanos que sufren, están heridos, desamparados, viven sin
un sentido y faltos de esperanza. AMÉN.
¡MUY FELIZ DÍA!
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